Imagínate una rubia de 18 años, recién salida del cascarón, que se llama ash y que parece que todavía no sabe dónde está parada. Desde algún rincón de Pensilvania, esta chica está aquí para mostrarte que la inocencia puede ser jodidamente sexy. Ash tiene ese rollo de chica nueva en el barrio, una mezcla de timidez y curiosidad que te hace querer enseñarle un par de trucos. Pero no te dejes engañar por su apariencia de niña buena, porque en su habitación puede que encuentres más de lo que esperabas.
Con su cabello rubio que parece sacado de un comercial de champú y esa mirada que dice “no sé qué estoy haciendo, pero me gusta”, ash es la definición de un diamante en bruto. No es la típica chica que te va a bombardear con movimientos agresivos, pero su estilo tímido tiene su propio encanto. La diversión está en verla descubrir su lado más travieso mientras se sonroja ante cada cumplido sucio que le lanzas.