Sara Brust, o “sarabrust” si estás buscando ponerle cara a tus fantasías, es el pedazo de lujuria de las cámaras desde el jodido corazón de los Estados Unidos. Esta belleza es como un nuevo juguete sexual que acabas de sacar de su caja, lista para ser descubierta y apretada. Está tan nueva en el juego que casi puedes oler ese aroma a carro recién salido del concesionario, pero en su caso es más bien un perfume a quemado de su primer intento de striptease.
Su show es un viaje sin mapa. Nunca sabes si va a marcar la diferencia o si va a joderla, pero es esa incertidumbre la que da ese morbo extra. Con Sara Brust, cada minuto es un “dios mío, ¿qué va a hacer ahora?” Es una mezcla perfecta entre novedad y caos, y honestamente, eso es lo que la hace tan condenadamente excitante. Es la novata que mete la pata, pero que tiene la cara y el cuerpo para arreglar cualquier cagada con una simple sonrisa. Recién llegada sí, pero con un potencial que hace que te preguntes si en unos meses va a ser la puta jefa de este mundillo. Si estás buscando alguien nuevo para engancharte, Sara es la respuesta que tus manos estaban esperando.