Entrar al cuarto de Vivian & Clark es como viajar en el tiempo a la era de Windows 98, pero en vez de pantallas azules, te encuentras con una explosión de tetas gigantes y juguetes Lovense que parecen tener vida propia. Estos dos degenerados saben cómo mantenerte pegado a la pantalla, y no precisamente por su habilidad para desfragmentar discos duros.
Vivian tiene un par de melones que desafían la gravedad, y se mueven como si estuvieran intentando romper el récord mundial de ondulaciones por minuto. Es como ver dos airbags en acción, pero en lugar de salvar vidas, están salvando orgasmos. Clark, por otro lado, es un maestro del multitasking. Mientras maneja el Lovense con una precisión que ni un cirujano, también se las arregla para mantener a Vivian en un estado de éxtasis continuo.